Dame eso, aquello que rota alrededor de tí, fragmentos de vidrio, que a cada vuelta cambian de posición y color.
No me lo tienes que dar todo, sino te caes, es tu fuente de equilibrio. Sólo un pedazo de vidrio que pueda meter en la maquinita exacta que marca mi tiempo.
¿Qué ambicioso no?Mi tiempo, no lo comparto, en realidad la maquinita es la única que tiene contacto directo con él. Sin embargo le da por atorarse, su cerámica se quiebra cuando la luna empieza a girar demaciado rápido. Por eso te pido un cacho de vidrio, un hilo que pueda meter entre las grietas y deje girar los engranes.
Ahora si no quieres, probablemente no sepas aún de que hablo, no te haz dado cuenta que no te mantienes de pie por la gravedad. La gravedad te puede poner de cabeza, el vidrio que gira es el único que mantiene tus ideas hacia el sol.
Cerámica y vidrio, fragilidad absoluta que nos mantiene, el tiempo, la gravedad, leyes, nosotras.
Si nosotras siempre aquí inmóviles, viéndonos sin saber que hacer.
Si es que hay algo que hacer.
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