Yo te vi pasar bajo mi balcón, tus brazos cruzados, pensando otra vez en aquellos problemas que te traen cabizbajo. Quise gritar tu nombre, pero te veías tan bonito, callado y pensando. Tenías un aire triste, como casi siempre. Quise hacerte reír, pero desde ese onceavo piso no hubiera podido; yo te vi y tu no veías más que el suelo aparecer bajo tus pies.
Imagino tus ojos, y recuerdo que me gustan, porque cuando ríes no saben ocultar tú tristeza. Me agrada verte caminar, pareces perdido, a pesar de estar a una cuadra de tu casa; siempre pareces estar perdido.
Me agrada verte de lejos, como si verte desde aquí pudiera ayudar a despejar tu mente, como si mi mirada permitiera tu felicidad.
En fin, hoy te volví a ver pasar, ésta vez la cabeza en alto y me pregunto si podré acercarme a ti, aunque no tenga nada que decirte.
4 comentarios:
Buen textito, pero, si es verdad, entonces tal vez la chica debería de sólo hablarle a ese tristón...
Un grito desde arriba sería divertido, o podría tirarle una papaya o una berenjena, todavía no lo decido.
La papaya no porque se supone que ese sujeto es querido, una berenjena sí, sólo en tanto que morada y no en tanto que otra cosa.
Y ya se te hizo?
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