domingo, 1 de noviembre de 2009
miércoles, 14 de octubre de 2009
Jump
Andrea
domingo, 11 de octubre de 2009
El gigante y yo
-Sí, sí pasa, ven, deja te abrazo.
-¿Porqué?
-Porque te quiero. ¿Es inevitable?
-Lo es.
-Vaya. (Beso en la frente)
-Ya es tarde, de nuevo te dormiste.
-Lo siento es que ando muy cansada.
-Sí, lo sé, ven vamos a casa.
The knight of infinite resignation
jueves, 8 de octubre de 2009
Nota final de hoy
Fragmentos--no ideas completas
jueves, 1 de octubre de 2009
Tacubaya
martes, 29 de septiembre de 2009
El todo y la nada -bis-
viernes, 18 de septiembre de 2009
La penúltima versión de la realidad
jueves, 3 de septiembre de 2009
Viaducto
sábado, 29 de agosto de 2009
Soundless
Sunrise, sunrise
Introducción
miércoles, 26 de agosto de 2009
Para Pachu
sábado, 22 de agosto de 2009
Colibrí
Las bancas verdes del parque permanecían vacías, el niño de la playera verde pateaba una pelota roja contra la reja, su hermana gritaba su nombre conforme se alejaba. Las calles abandonadas respiraban, liberadas de nuestros pasos. Y el columpio cedía ante el movimiento de mis piernas.
El pasto descuidado, de su color triste me hería, también los juegos destrozados, los arbustos mutilados, la naturaleza muerta. El columpio no deja de mecerme, suave, el viento levanta mi cabello. Sonámbula, pienso que soy esa naturaleza. Sólo los sentidos, exitados, me mantienen viva, respiro con las calles ese mismo aire liberado.
La hermana ya se fue, el niño sigue jugando, me observa. La cabellera revuelta, cansado, los ojos llenos de amor me lanza la pelota. La regreso, la devuelve, ida y vuelta. El columpio abandona su rechinar, se pierde entre ese parque medio muerto. De mi piel brotan gotas de rocio. Pueden reverdecer el pasto, enderezar el arbusto pero no logran componer el tobogán.
Oscura y vacía llega la noche, la pelota en brazos corremos tras los últimos rayos del sol. Caigo, una piedra negra tuerce mi tobillo; busca mi mano, me levanta, ya no hay luz. En casa no nos recuerdan, somos completamente invisibles. La gente ve la pelota verde moverse, no dicen nada, han cultivado el arte de la indiferencia.
jueves, 20 de agosto de 2009
La solandra
crece bajo el encanto de unos labios
que aún no la han tocado.
Impaciente los cierra.
Otoño en la piel,
las estaciones invertidas,
primavera en las manos.
Desaparece la mariposa en la flor,
la solandra alada,
reverdece el estéril campo,
vuelve el sol a su antiguo reino.
Trémulas manos de un viento dorado
elevan hacia las estrellas
al amado y a su amante.
Ojos verdes adornados por un beso.
Ansiosas las nubes esperan dejarse caer,
suenan los relámpagos,
el aire juguetón
no deja de moverse.
Siguen en el beso eterno,
inertes por la lluvia,
sumidos en el amarillo
de ese otoño que regresa.
Noche en sus labios,
cae el sueño como miel sobre su cuerpo,
plateada, los envuelve la luz.
Despiertan, sigue el mismo calor,
el mismo puerto,
el mismo cuarto,
sonríen.
domingo, 9 de agosto de 2009
Recordatorio
sábado, 1 de agosto de 2009
Erebo
Puerto
luminarias que se creen ciudades.
Tus ojos verdes,
manchados por el paso de marineros sucios.
Te quejas morena, con tu voz de viento,
me alejas, de tu corazón blanco.
Las lágrimas del sol
adornan tu rostro arrugado,
y sumisa
te dejas llevar por el cantar de sus súplicas.
Morena de arena
te he besado las mejillas,
por si sonríes y los despides a todos.
Te regalé mi alegría,
temiendo no volver a sentirla
y la dejaste caer
al fondo de tus mares revoltosos.
Y si alguna noche,
bella soñolienta, rieras,
te diría que te amo.
miércoles, 22 de julio de 2009
Buenruín
lunes, 20 de julio de 2009
Moon and moon
sábado, 18 de julio de 2009
La tramontana (bis)
La primera impresión de la ciudad dejó a mi mama atónita, cada casa, callejón, museo o planta era motivo de gran admiración. Si el suelo no fue alabado con el mismo fervor que las edificaciones del lugar, fue porque mi madre como buena argentina no ve mucho hacia el piso. El hotel estaba lleno, pero casualmente tenían lugar para dos, una verdadera maravilla. Y como buena Beirutti esperaba que la invitara a tomar un café en alguna de las plazas que tanto había admirado. Así lo hice, tomamos un nuevo camino de calles escurridizas y escaleras verticales. Los restaurantes estaban cerrados, también los bares, ni un solo café estaba señalado, empezaba a hacer frio. La noche se anunciaba majestuosa, con un viento inquieto pero aún controlado, vi un restaurante, noté una campana, nos abrió un joven italiano de sonrisa blanca.
El lugar era cálido, de paredes lisas color hueso. Mama tenía miedo, la delataban sus ojos pero su voz sólo emitía en tono de reclamo la promesa que le había hecho, la dejé hablar. Rolando nos tendió un menú a cada una, ambas pensábamos que era un nombre terrible para alguien tan guapo, pero ya no había remedio. Ella tomó una cerveza acompañada de un queso fundido y yo un burrito con una negra modelo. El lugar estaba lleno, gente de por allí, visitantes y extranjeros; nadie se sorprendía cuando el viento azotaba contra los vidrios de la puerta. Finalmente dieron las diez, el hotel cerraba a las once. No, sinceramente era posada, pero si mi madre se entera que se los dije nunca más consentirá un viaje que no incluya hospedaje en el Ritz. La puerta no podía abrirse, recordé que la hermana me entregó un número de teléfono, listo, un taxi colectivo pasaría por nosotras. Las calles vacías ostentaban la sobriedad de sus paredes blancas y talavera rosa. La posada funcionaba con velas, mama lloraba y sus labios me maldecían.
Las ganas de tener un buen desayuno bajo en sol nos motivó dirigió hacia la catedral. Con la esperanza de encontrar alguna mesa con café americano y pan tostado bajo los soñolientos rayos del astro anduvimos muchos o varios metros. Nada. Las tiendas habían abierto, pero no así los negocios de tipo gastronómico, entramos a un sanborns, casi malhumoradas. A las seis volvimos al hotel, jugamos ajedrez, hicimos uso de la limitada biblioteca del lugar, vimos la tramontana pasar. No pudimos odiarla, era el perfume exótico de la noche que invocaba a los locos y a los borrachos a la calle para aniquilarlos con su beso fatal.
Sí, mama y yo nos fuimos en cuanto volvió la mañana.
viernes, 17 de julio de 2009
Reign over me
miércoles, 15 de julio de 2009
Pantera
domingo, 12 de julio de 2009
Jerez
San Miguel de Allende
martes, 7 de julio de 2009
The light at the end of the tunel
jueves, 2 de julio de 2009
Los gemelos
martes, 30 de junio de 2009
Periférico
Algunos débiles ritmos caribeños intentaban aligerar ese aire concentrado y con sus suaves marimbas pretendían maquillar los rudos rayos del sol; el cual consideraba divertida la desesperación de los conductores. La música trabajaba en vano, sus acordes eran sofocados por el llanto de un bebe acalorado y de su madre alocada devota del acto del claxonear . Él no estaba molesto, no estaba en lo absoluto. Venía de casa de la huera; nada especial, se besaron, se tocaron y murmuraron tiernas palabras para siempre grabadas en su mente. Una rutina que había comenzado a apreciar, que parecía otra bajo su mirada, con el roce sus labios. No, no la quería, las había mejores...pero no podía evitar pensar en las lágrimas de sus ojos, que como gotas de rocío amenazaban con caerse de la hoja. El infante, con la fuerza de un titan, retomaba su llanto desgarrador y la madre bañada en sudor agrio usaba los papeles del seguro como abanico, por cierto inútil. Era gorda, de piel rosada como de turista inglés, sus ojos almendrados permanecían ocultos entre las carnes de su rostro y sus labios delgados dejaban pasar improperios cada treinta segundos. En cambio, su hijo gozaba de la belleza tierna de los de su edad, con unos ojos azules que le facilitaban el perdón de todo adulto a pesar de sus gritos.
Volvería a verla mañana, pensaba Felipe, los días habían sido de lluvia y sí, lo asustaban los truenos. Los autos volvían a encenderse, nadie se movía aún, aquellos con aire acondicionado subían los vidrios de sus polvorientos autos, sin mostrar señales de alivio por la esperanza de cierto flujo vehicular. A nadie le importaba ya el aire, ni siquiera a la señora del abanico improvisado. Avanzaban lentamente las tres filas del periférico con un orden casi mecánico, tétrico, como si se dirigieran al lugar de su castigo final, todos culpables. Los primeros truenos de la noche se anunciaron con gran donaire en el cielo aún iluminado y gris. Felipe tenía miedo, del ruido, de la gorda, del bebe, del lento proceder de esta fila interminable. Prendió un cigarro, sabiendo que sería el último y cuando llegó al filtro lo dejó caer en el asfalto tan lleno de aceite. Suspiro...mañana no la vería y sí, le dolía.
jueves, 25 de junio de 2009
Dangerous
Por eso hoy canté, bien o mal, él lo sabrá juzgar las siguientes canciones:
- She drives me wild
- Remember the time
- Black or white
- Who is it
- Give in to me
- Will you be there
Su muerte será su renacer.. de alguna manera.
Para Felipe el grande
miércoles, 24 de junio de 2009
La extranjera
Los ojos de ésta, debo admitirlo, no envidian a todos los que haya visto en la vida. Son una mezcla de olas verdes en un fondo azul, se oscurecen cuando llueve y brillan con los primeros rayos de sol. Además, parecieran estar más conectados con los fenómenos meteorológicos que con el corazón de la joven, lo cual, interpretado por sus ingenuos amantes era prueba de su intrigante misticismo.
En breve, no podemos decir que ella fuera culpable de dar fin a los suspiros de aquellos, y éstos no son sino víctimas de una fuerza superior. Humedecía sus labios antes de fumar, usaba lentes oscuros de montura amarilla, nunca dejaba en casa su bufanda morada ni cambiaba su morral roto por los tantos nuevos que le habían regalado. Leía libros en idiomas que aún no comprendía cuyas portadas siempre eran exquisitas, usaba tenis rotos y un corte de pelo “europeo”. Al hablar invertía el orden natural de las oraciones a tal grado que usualmente ella tampoco sabía qué decía, sin embargo, sus amantes siempre lo supieron.
Olvidada, despreciada, subvalorada; la extranjera huía de un país que no era el suyo y cuya tradición la constituía, se escondía de su propio pensamiento, no había mayor secreto. En labios desconocidos abandonaba sus miedos, quedando desnuda como los árboles en otoño. Y desnuda usaba de vestido las palabras con las que los amantes la adornaban. Ella era la poesía que cada uno se hacía de ella, el reflejo de un clima inestable. Sí, yo también me enamoré de los ojos de la extranjera y sólo soy parte de esa enredadera que la envuelve y embellece.
domingo, 21 de junio de 2009
Odio reprimido
Now that you feel it, you don't
You've gone off the rails
So don't get any big ideas
They're not going to happen
You'll go to hell for what your dirty mind is thinking
To live life outside of the world
To break the cross that bears her name
She's not your queen anymore, queen of the highway
needs something better than learning away
Calling moon and moon
Shoot that big bad hand
It'll drag me to your door
And I won't see you no more
[And] I know I never never never gonna leave your babe
But I got to go away from this place,
I've got to quit you,
yeah Baby, ooh don't you hear it callin' me?
Can't you go? don't you lie
there's been times when I felt good because you're hurt inside
no that's not true, I'm just acting tough.
I don't know what it is I'm feeling,
I don't know if you are enough.
Is it so hard
every time I say
"won't you come and fight with me"?
Hell is the only truth
con su pierna guapa,
tu dolor
es pura santa,